Lo que era un paseo más, un sábado más, se convirtió en una auténtica pesadilla cuando desgraciadamente nos cruzamos con alguien que alberga un gran ódio a los animales, sobre todo a los perros.
Potter cumple su primera semana en casa, y no tenía ni idea de lo rápido que nos íbamos a hacer los unos a los otros. Aun estoy impresionada de todos los avances que ha hecho estos primeros siete días.
Si hace diez año alguien me hubiera dicho que iba a tener un perro, le hubiera dicho que eso sería lo último que haría en mi vida… Pero hay que ver como cambien las cosas, ¡qué ganas que Potter llegue a casa!