Y así, sin darnos casi cuenta, hoy se cumple una semana de la llegada de Potter. La verdad es que cada vez que le miro, cada vez que le pongo su arnés para salir a pasear, cada vez que me quiere chuperretear toda la cara, pienso que parece que llevara desde siempre en casa. ¿Como puede ser? Porque Potter te roba el corazón desde el minuto uno.
Vamos avanzando poco a poco
No voy a decir que Potter ya está totalmente integrado en casa, no quiero mentirme, pero si es verdad que han muchas cosas que han cambiado para mejor:
- Sus miedos. Potter ya no salta asustado cada vez que nos acercamos a acariciarlo, aunque si es verdad que se asusta y se sobresalta con los movimientos rápidos, debemos tener cuidado de no mover una bolsa delante de él o no ponerte el pijama cerca suyo o se asusta cada vez que te mueves de forma sospechosa que él no entiende.
- Su nombre. Ya comienza a responder por el nombre de Potter, en casa y en la calle, aunque lo hace según conveniencia. Hay veces que se lo está pasando tan bien olisqueando que ya puedes desgastar su nombre, que no te va a hacer ni caso.
- ´Órdenes. Comienza a responder a pequeñas órdenes. Los dos primeros días cuando le iba a poner el comedero con su pienso en el sitio, saltaba e intentaba meter el morro antes que el comedero tocara el suelo. Ahora simplemente ve mi mano indicándole que no se mueva y le digo «quieto» mientras coloco su comida, y hasta que no le doy la orden de «ahora» no va a comer.
- El sofá. Yo pensé que esa era una guerra que nos iba a llevar más tiempo. Ahora aunque nos vea sentadas, él está tan contento en su cama frente a nosotras y no hace el intento de subirse. Incluso mientras trabajo, va de un lado para otro pero cuando quiere tumbarse o busca su cama o su colchoneta.
- Marcar. Vaya guerra nos dío los dos primeros días con el levantar la patita y marcar alguna maceta, el zapatero, una caja… Ahí si es verdad que fuimos tajantes y le regañamos diciéndole muy serias que no, y la verdad, es que no lo ha vuelto a hacer. Creo que ya sabe que esta es su casa.
- El arnés. Potter se vuelve como loco cada vez que nos vamos a la calle, los primeros días estaba tan eufórico que no era capaz de meterle el arnés por la cabeza, se movia como un loco, me intentaba chupar las manos, olisqueaba el arnés… era una guerra. Pero ya, aunque monta una fiesta cada vez que nos vamos, sabe que tiene que parar tres segundos para que le ponga el arnés.
- Aburrimiento. Potter hasta que vino a casa, estuvo viviendo con otros dos perretes, y se nota que los primeros días se aburría, hacía cosas raras como dar vueltas en círculo intentado morderse la cola o lloriqueaba a veces. Con sus juguetes nuevos y sus snacks saludables, se entretiene un montón, y ya ha encontrado sus sitios favoritos para echarse, así que no ha vuelto a hacer esas cosas.
Ohana
Potter desde el momento en el que le cogimos en brazos al bajar del furgón que le trajo a casa es familia. No podemos pensar en que no esté aquí con nosotras, A mi me ha cambiado por completo mis rutinas. Antes se me pasaban los días sin moverme ni salir de casa, ahora salimos a pasear (más cortito o más largo) cuatro veces al día, tengo de regalo lametones cada vez que me siento en el suelo y compañía a cada momento. Eso no se cambia por nada.
Tengo muchas ganas de ver como va evolucionando, tengo ganas de enseñarle a dar la patita y de hacerse el muerto… ¡tengo tantas ganas de disfrutar de Potter! Solo puedo sentir un agradecimiento infinito por la protectora Adopta Pueblanimal por darnos el privilegio de ser la familia de Potter, por elegirnos para adoptarle, siempre estaremos en deuda con ellas.
¡Vamos a ver todo lo que descubrimos esta segunda semana!