El adiestrador de perros
Después de un mes en silencio, donde no hemos parado de trabajar con Potter, quiero contaros mi experiencia con un conductista perruno o adiestrador de perros.
Después de las primeras semanas con Potter y todo lo que nos había pasado, teníamos la firme convicción que necesitábamos a un profesional que nos ayudara a comprenderle y que nos enseñara a trabajar con él para hacerle superar el estrés que sufría y los miedos que traía. Eramos conscientes que es algo innato en los perros que vienen de protectoras, y que son adoptados, traen ciertos traumas con los que hay que trabajar. En una de mis salidas nocturnas con él para darle un breve paseo, me encontré con una chica que paseaba a una preciosa cachorra de 5 meses, Noa. Noa era muy asustadiza y su dueña se disculpó porque no se acercaba a Potter, yo le conté todo lo que nos había sucedido, y que no dejaba que se acercara a Potter, porque además de estar en cuarentena, él pensaba que si se acercaba un perro o una persona era para atacarle, así que me contó que estaba llevando a Noa a que le viera un conductista o adiestrador de perros que acababa de llegar al barrio, estaba en la Peluquería Canina Raquel.
Enrique
El mismo día que dejé a Potter en la clínica veterinaria, para que le hicieran su cirugía de esterilización, fui a visitar la peluquería, y ahí conocí a Enrique. ¿Como describirlo? Es un hombre de mediana edad, que te trasmite seguridad y confianza según lo conoces. Se le nota a la legua que es un amante de los animales, me estuvo contando lo que hacía, incluso que los fines de semana se dedica a formar a adiestradores de perros. Quedamos que en cuanto Potter se recuperara comenzaríamos a trabajar con él, y así fue.
Nos ponemos manos a la obra
La primera tarde que llegó Enrique a casa a valorar a Potter nosotras habíamos hecho nuestros deberes, teníamos un paquete de salchichas listo que picamos y pusimos en una bolsita de premios que nos trajo, y le puso un collar de adiestramiento. En este momento quiero dejar claro que un collar de adiestramiento no es un collar ni que de calambres ni que lleva pinchos, es una cadenita que se pone corredera al rededor de su cuello, si el perro tira, siente que se aprieta, de esa forma aprende a ir más tranquilo. Enrique salió con él a la calle mientras nosotras observábamos todo lo que él hacía, y tomábamos notas mentales. Potter dio un paseo tranquilo, a su lado, sin gruñir, sin miedos, cuando se cruzaba con un perro, Enrique le desviaba la atención con salchichas para que estuviera pendiente de él y fuera tranquilo, de esa forma llegamos al pipican donde le soltamos para que jugara con los otros perros, yo iba muerta de miedo porque no sabía como iba a responder, pero para mi sorpresa, Potter se acercó, olisqueó un poco a los demás perros, y se puso a correr y a jugar como uno más.
La evolución
Durante las siguientes semanas Enrique dos veces a la semana nos preguntaba por la evolución de Potter. Nosotras seguíamos trabajando con él, le paseábamos como nos enseñó para que fuera más tranquilo, no le juntábamos con perros con su mismo nivel de estrés o mayor, para que se sintiese cómodo y jugara, y le metíamos siempre que podíamos en el pipican para que fuera haciendo nuevos amigos. Por su parte Enrique hacía sesiones de refuerzo en las cuales le sometía a estrés, como por ejemplo, llevárselo a pasear por el centro con todo el trafico y la gente, o le llevaba al campo a soltarle para practicar el que volviera cuando se le llamaba, Potter avanzaba a pasos agigantados.

El resultado
Aun tenemos mucho que trabajar, Potter se ha socializado, sale a la calle con ganas pero muchísimo más tranquilo, va entendiendo que no le quieren hacer daño y que el mundo que le rodea tiene grandes aventuras que le aguardan, el pasado domingo, como un campeón, hizo una ruta de 15 km por la montaña, y no solo aguantó como un campeón, si no que creo que se quedó con ganas de más. Le gusta que la gente le acaricie, y le encanta que le rasquen. Pero sigue temeroso de primeras con el resto de los perros, siempre gruñe cuando alguno se le acerca, aunque si le dan unos minutos, después de olisquearlo y quedarse tranquilo, ya quiere ponerse a jugar con su nuevo amigo. Sabemos que las cosas irán a mejor, y yo estoy muy tranquila, porque se que va a estar muy pendiente de Potter y en que siga evolucionando tal y como lo está haciendo. Si hemos conseguido todo esto en un mes, ¿que nos esperará de aquí a verano?

Un placer poder trabajar con Potter y sobre todo vuestra gran implicación y trabajo en la mejora de su conducta.
Muchas veces y es algo que escasamente se comenta, para los Educadores, la parte más difícil es la implicación y aprendizaje de sus dueños/as. Con vosotras fue muy fácil ya que comprendisteis muy rápido lo que os sugería y solo es mirada feliz y lo que disfrutáis con Potter es una gran recompensa para mi.
Gracias por vuestra confianza y es labor magnífica.
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